15 May Tras las huellas de San Isidro en Madrid
Andrés Sánchez López
Como cada 15 de mayo, todos los madrileños y miles de agricultores de todo el mundo rinden culto a su santo patrón. Esta tradición que se remonta a la baja Edad Media tendrá una mayor repercusión a partir del siglo XVII cuando el agricultor Isidro se convierta en Santo. Así, el 14 de julio de 1619 será beatificado por Paulo V quien decide que sea el 15 de mayo su festividad en recuerdo al traslado del cuerpo incorrupto del Santo a la iglesia de san Andrés en 1212. En 1622, Gregorio XV lo canonizará y ratificará su festividad. Desde entonces, todos los años los madrileños vienen celebrando a su santo patrón. Es mi intención recorrer los rincones de Madrid donde debemos recordarle y venerarle, todos ellos ligados con algún hecho de su vida o con lo que la tradición ha querido que sea recordado pues es poco lo que sabemos realmente de la vida de san Isidro.
Pasemos pues, en primer lugar, a recordar de forma breve la vida del santo madrileño.
Los datos más fidedignos de la vida de Isidro fueron recogidos por primera vez en la obra de Juan Gil de Zamora, más conocido como Juan Diácono quien, a mediados del siglo XIII, por mandato de Alfonso X, escribe la vida del santo en un códice realizado para la Capilla Real de san Isidro. Esta se encontraba a la izquierda del altar mayor de la parroquia de san Andrés. Allí se veneraban, desde 1212, los restos del santo. Es en la primera parte del texto donde se dan más datos biográficos para pasar después a narrar sus milagros más famosos. Poca es la información que se da y debemos leer entre líneas para reconstruir su biografía. Esta falta de noticias hará que a lo largo de los siglos se completen su vida y milagros basándose, mayormente, en la tradición popular.
Se supone que el santo nació en Madrid, en el numero 1 de la actual calle del Águila, si bien esto es parte de la tradición. Sí que sabemos que pertenecería a una familia de mozárabes y que vendría al mundo a finales del siglo XI, una vez conquistada la ciudad por Alfonso VI (hacia 1083-85). Su vida transcurrirá durante los reinados de Alfonso VI, Doña Urraca y Alfonso VII. Entraría como agricultor al servicio de la familia mozárabe de los Vargas, cuyos buenos servicios a la monarquía en la toma de la ciudad les habría valido una importante cantidad de tierras de labor en las que nuestro santo trabajará como siervo. En concreto sabemos que trabajó al servicio de Ivan o Juan de Vargas.
Al parecer se casó y tuvo un hijo. Juan Diácono no da más detalles. La tradición hará que su mujer sea María de Toribia a la que conoció cuando, huyendo de los Almohades, se refugia en Torrelaguna. Ella también será canonizada y conocida como Santa María de la Cabeza. También a su hijo, Illán, se le hará santo, San Illán. Según la tradición, tras la muerte de su padre se retiró como ermitaño al pueblo de Illán de Vacas donde morirá y será enterrado. Aún se le venera en este pueblo y en el de Cebolla el día 16 de mayo. debemos señalar que la iglesia jamás le ha canonizado.
En cuanto a san Isidro, sabemos que labró las tierras de los Vargas en Carabanchel, al otro lado del Río Manzanares que entonces se denominaba Guadarrama. Como hemos indicado, ante las razias de los almohades se refugió en otros lugares donde los Vargas también tenían tierras: Buitrago de Lozoya, Salamanca, Torrelaguna (donde se casa y tiene a su hijo) y Uceda.

Tampoco sabemos demasiado sobre su muerte. Esta ocurrió en algún momento entre 1170-1190 si bien la tradición siempre la ha situado en 1172, un 30 de noviembre. Esto estaría en relación con la profunda veneración que tenía hacia san Andrés, de cuya parroquia en Madrid era un gran devoto. En el campo santo de esta iglesia será enterrado hasta que, a principios del siglo XIII, unas lluvias torrenciales desentierren su tumba y dejen al descubierto su cuerpo incorrupto lo que será un a muestra más d ella santidad que ya en vida disfrutaba. Se decidirá enterrarlo en la iglesia. A partir de este momento poco a poco va creciendo su fama. Alfonso VIII reconocerá en él al pastor que le había ayudado en la victoria de las Navas de Tolosa. gracias a ello se construirá la Capilla Real de san Andrés y en ella se depositará, en el arca mosaica, los restos de San Isidro (esta bella muestra del arte del siglo XIII se encuentra hoy en la Capilla de san Isidro de la catedral de la Almudena). Durante los siglos XIV y XV su importancia irá creciendo al mismo ritmo que lo haga la Villa de Madrid. Esta se verá apoyada por la notable importancia que irán adquiriendo la propia familia de los Vargas que, ya en el siglo XVI, promoverá su culto y canonización, proceso que contará con el apoyo de la monarquía ,a la que le interesaba que la capital de su imperio disfrutase de un santo patrón propio algo que, como ya vimos al principio, se consiguió en 1622 (en la misma ceremonia se canonizó a San Ignacio de Loyola, Santa Teresa de Jesús y San Francisco Javier).

Labrador, pocero, geomante y taumaturgo, su vida está ligada a sus milagros que llegarán a más de cuatrocientos. En la obra de Juan Diácono aparecen señalados los que realizará en vida (El milagro del Molino y los pájaros, El Milagro de la yunta de Bueyes, El Milagro del lobo, El Milagro de la Olla, y el Milagro de la romería), si bien muchos serán los que posteriormente se le atribuyan en vida y, especialmente, después de muerto. Todos ellos serán cruciales para su canonización y especialmente para la importancia de su devoción. En muchos casos el lugar donde se produzcan estos milagros dará como resultado lugares de culto que han llegado hasta nuestros días.
No es mi intención extenderme en exceso en la vida, obra y milagros del santo de los agricultores. Sólo quería que se tenga una pequeña reseña biográfica para que entendáis bien los lugares relacionados con el santo y el porqué de su culto. Pasemos pues a recorrer los espacios de Madrid que , de un modo u otro, están relacionados con el santo.
La Capilla de la Calle del Águila
Esta capilla, ubicada en el número 1 de la calle del Águila, ya existía desde 1673, en el inmueble que la Archicofradía Sacramental de san Pedro, san Andrés, san Isidro y la Purísima Concepción poseía desde hace años. Según la tradición, en este lugar es donde habría nacido san Isidro, hijo de Pedro de Merlo e Isabel Quintana según Lope de Vega. Sus padres le habrían puesto su nombre en honor a san Isidoro, arzobispo de Sevilla.

La actual capilla fue edificada en 1896. Durante su existencia ha sufrido numerosas modificaciones. La última en 2018, cuando se restauró para su apertura. Esta se produjo el 4 de abril de 2019. Según la tradición el santo había nacido ese mismo día en 1082. En la actualidad, en ese día se lleva a cabo la Presentación de niños para que el santo los proteja.

La capilla es una espacio muy modesto y de pequeñas dimensiones. Durante la Guerra Civil sufrió parte de su destrucción. Afortunadamente, se conserva una bella talla de san Isidro que posiblemente sea del siglo XVIII. También un bello crucificado de Rafael Tegeo, pintor de cámara de Fernando VII. Junto a estas obras, destacan dos tapices con temas de cuadros flamencos realizados en la Real Fábrica de Santa Bárbara. https://www.madrida360.es/2019/05/07/la-capilla-de-san-isidro/
Capilla de la Cuadra de san Isidro
Según la tradición, en el actual número 3 de la calle Pretil de Santiesteban tuvo Iván de Vargas sus caballerizas. En ellas guardaría san Isidro sus bueyes (aquellos que los ángeles guiarían en su surco) y, con seguridad, alguna vez pernoctaría.

Parece ser que ya desde el siglo XIII habría allí una capilla dedicada al santo si bien no tenemos noticia de su existencia hasta 1569. Es entonces cuando Juan Antonio López de Zárate (I marqués de Villanueva) y Diego de Vargas deciden crear una capilla dedicada al santo en el inmueble. En 1856 se decidió el derribo del inmueble donde estaba la capilla lo que supuso la desaparición de los pesebres donde se decía que habían abrevado los bueyes. Gracias a la petición popular en el nuevo edificio se volvió a levantar una capilla que, gracias a Ignacio López de Zárate y Vargas, obtuvo el permiso de celebrar servicios litúrgicos en 1859. Asimismo, la custodia del lugar pasará a manos de la Real, Muy Ilustre y Primitiva Congregación de San Isidro de Naturales de Madrid que tenía, y tiene, su sede en la vecina parroquia de san Pedro el Viejo. En la actualidad sólo abre el día de la festividad del santo.

Es muy posible que el diseño de la capilla se deba al mismo arquitecto que proyecto el edificio, Antonio Herrero de la Calle. Sin embargo, es muy posible que el diseño corriese a cargo del pintor Manuel Castellanos a cuya mano se deben algunos de los cuadros que la decoran.

Pese a su sobriedad, debemos destacar de la capilla su retablo, en el que aparecen las esculturas del santo y su esposa en el momento en que cruzaban el río Jarama para visitar la ermita de la Virgen de la Piedad de Torrelaguna. Uno de los pasajes de la legendaria vida de ambos. Las ventanas poseen unas bellas vidrieras de la casa Maumejean en las que de nuevo aparecen representados los santos.
Destaca también una bella escultura de San José del siglo XVII y una Inmaculada del siglo XVIII que, según la tradición, había pertenecido a todas las hijas menores de los Vargas hasta su donación a la capilla. Destacan los cuadros de Castellanos con escenas de los milagros de san Isidro. También conservan los retratos de don Diego de Vargas y de don Juan Antonio López de Zárate.
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Ermita de san Isidro
Al otro lado del río Manzanares poseía Juan de Vargas unas tierras y casa de labor. Según nos cuenta Juan Diácono es allí donde san Isidro obraría uno de sus milagros, tal vez el más famoso. Al parecer, algunos de los compañeros del santo se quejaron de que no trabajaba demasiado y se pasaba todo el día rezando. Ante esta situación, Juan de Vargas decidió acercarse y ver lo que pasaba. Cual no será su asombro al llegar y ver al santo rezando y sin trabajar pero cuando va a reprenderle, ve cómo unos ángeles enviados por el Señor guiaban a una yunta de bueyes blancos en el arado de las tierras que tenía que trabajar el santo. En ese momento comprendió la santidad de su siervo. Asimismo, se narra otro milagro que tal vez tenga más repercusión a posterior pues será el origen de el lugar de culto y peregrinación más famoso del santo.

Un día que Juan de Vargas visitó san Isidro hacía mucho calor y este se sentía muy sediento. Así, Isidro, que debía ser zahorí, clavó su aguijada en el suelo y brotó un manantial que sació la sed de su señor. Este manantial se hará famoso por gozar las aguas que de él brotaban de propiedades curativas. A él recurrirán numerosos madrileños ya desde el siglo XIII lo que generará una romería en lo que será la Pradera de san Isidro. La primera ermita que aquí se edifique se deberá a la generosidad de la emperatriz Isabel de Portugal. Según se cuenta, recurrió a las aguas curativas para sanar unas fiebres del príncipe Felipe II. Ante su pronta curación tras beberlas, mandó construir en 1528 una ermita justo al lado del manantial (es muy posible que fuese posteriormente, en 1537 cuando se funda la Cofradía del Santísimo Sacramento y san Isidro si bien no hay acuerdo sobre la fecha de construcción). En 1725 se construye una nueve ermita de mayores dimensiones, posiblemente ante la cada vez mayor devoción por el santo y su festividad. Esta es la que refleja Goya en sus cartones para tapices.

Durante la Guerra Civil fueron destruidos sus ornamentos e incendiado el edificio que debió reconstruirse tras la contienda. Hoy, una vez restaurado, sigue siendo el sitio más visitado el día del santo. La gente sigue acudiendo en romería para beber sus aguas milagrosas (si bien desde mediados del siglo XX es agua del Canal de Isabel II), honrar al santo y disfrutar del entorno.

Ermita de Santa María la Antigua de Carabanchel
La ermita de la Magdalena a la que hace referencia la crónica es la actual ermita de Santa María la Antigua en el cementerio antiguo de Carabanchel. Este bello edificio mudejar data del siglo XIII y es uno de los más curiosos y antiguos ejemplos de arquitectura medieval de la ciudad. Curiosamente conserva un pozo cuya creación la tradición atribuye al santo.

Según nos informa Juan Diácono en esta ermita debieron producirse dos de los milagros del santo. El primero nos cuenta cómo el santo solía acercarse a la ermita de María Magdalena de Carabanchel Bajo. Un día, cuando estaba en medio de su rezo, unos muchachos le avisaron de que un lobo estaba acechando a su pollino y lo iba a matar. El santo no detuvo su rezo, más aún, se demoró para acabarlo como era debido. Tras terminar salió del templo y cual no fue la sorpresa de los muchachos cuando vieron que el pollino seguía vivo y el que había muerto era el lobo. Asimismo, nos narra el cronista que solía san Isidro participar en una romería que organizaba la Cofradía de la Magdalena en un páramo cercano a la ermita. El problema es que el santo solía llegar tarde y normalmente acompañado de numerosos pobres que iba recogiendo por el camino y los invitaba a comer lo que obligaba los cofrades a repartir la comida. Ante esta situación, un día decidieron no esperarle y dejarle sólo la ración que le correspondía. Cual no fue su sorpresa cuando, al llegar el santo acompañado por numerosos pobres, fueron a por la ración que le habían guardado y esta se había multiplicado de tal manera que había para dar de comer a todos los asistentes.

El Puente de Toledo
En uno de los milagros narrados por Juan Diácono nos cuenta como un día que iba san Isidro con un compañero a moler grano al Molino de Arganzuela el santo se entretuvo en dar de comer a unos pajaritos que allí estaban. Su compañero le reprendió por desaprovechar así la simiente. Sin embargo, el santo le dijo que eran criaturas de Dios y que debían saciar su hambre. Cual no fue la sorpresa de su compañero cuando al llegar al molino los sacos llevaban aún más grano del que habían llenado.

El Molino de Arganzuela estaría cercano a las inmediaciones del actual Puente de Toledo. Para recordar este milagro cuando se levanta el puente en 1732, su creador, Pedro de Rivera, ubicó dos pequeños templetes con las esculturas del santo y su mujer realizadas por el escultor Juan Alonso Villabrille y Ron (los originales se encuentran en el Museo de los Orígenes).
Capilla de san Isidro y el pozo del milagro en el Museo de los Orígenes de Madrid
La tradición nos cuenta que en unas casas propiedad de los Vargas que ocupaban este solar vivió y murió san Isidro con su familia. Durante su vida estas no eran las mismas que hoy visitamos. Durante el siglo XVI fueron adquiridas por la familia de los Lujanes que levantarían el palacio que hoy ocupa el Museo de los Orígenes. Tras el traslado de la Corte a Madrid será la sede del Nuncio hasta el siglo XVII en que pasará a propiedad de los Condes de Paredes quienes llevarán a cabo, como veremos, una importante renovación que incluirán las más importantes partes que hoy se relacionan con el santo, entre ellas la capilla. En el siglo XX sufrirá un gran deterioro hasta que finalmente es adquirido por el ayuntamiento quien llevará a cabo una importantísima reforma del edificio y lo convertirá en sede del Museo de san Isidro o de los Orígenes de Madrid.

Dos son los espacios que tienen especial importancia por su relación con san Isidro. Se trata Del Pozo del Milagro y de la Capilla de san Isidro.

El pozo del milagro parte de la tradición popular que cuenta cómo un día en el que María de Toribia estaba con su hijo Illán en brazos, se le escurrió y este calló al fondo del pozo. En ese momento san Isidro pidió ayuda a Dios. Este no se hizo rogar demasiado por su fiel siervo e hizo subir las aguas del pozo para que pudiesen rescatar al niño. El pozo se conserva actualmente, enmarcado en una estancia creada para su mayor relevancia. En torno al pozo hay colgadas unas pinturas realizadas por Cecilio Plá en 1906 que estaban pensadas para formar un tríptico dedicado al santo. Sin embargo, la iconografía más famosa del milagro es la pintura de Alonso Cano que hoy conserva el Museo Del Prado. Cabe señalar que en el bello patio renacentista del palacio hay una fuente a la que los madrileños vienen a beber agua del santo. Antiguamente la fuente se nutría del agua del pozo, huelga decir que hoy es agua del Canal de Isabel II.

Mucho más interés tiene la Capilla de san Isidro. Según la tradición el lugar donde fue erigida es donde estaba las estancias en las que san Isidro falleció. La primera fue levantada en 1608 si bien se reformó varias veces (1663, 1783). Su aspecto actual corresponde a la reforma de 1789 llevada a cabo por los Condes de Paredes. Es en esa fecha cuando Zacarías González Velázquez la decoraría con los bellos frescos del techo en los que representa la apoteosis del santo al que acompañan dos ángeles que portan la filactelia en la que se lee Hic obdormivit in domino («Aquí se durmió en el Señor») en clara referencia al lugar donde murió. De la misma época es el retablo de corte clasicista si bien la imagen del santo es una donación que hicieron los Duques de Santo Buono en 1994.


La Parroquia de san Andrés
Tal como contábamos al principio de este artículo, san Isidro fue parroquiano de este templo que ya debía existir a finales del siglo XII si bien no tenemos noticias suyas hasta el Fuero de 1202. Tras su muerte aquí fue enterrado el santo hasta que Alfonso VIII mandó construir la Capilla Real al lado izquierdo del altar mayor y allí, en una nueva y bellamente decorada arca, depositar su cuerpo incorrupto. Allí estuvo hasta el siglo XV. Tal y como vimos, es en la primera mitad del siglo XVI cuando los Vargas comenzarán a promover la figura de su antiguo sirviente para lograr su canonización. Así, en 1525, Francisco de Vargas decide levantar una nueva capilla para que en ella descansen los restos del santo. Esta será la conocida como Capilla del Obispo pues será el hijo De Francisco, Gutierre Vargas de Carvajal, obispo de Plasencia, quien lleve a cabo el deseo de su padre. La fábrica del edifico quedará terminada en 1535 y ese mismo año se trasladan los restos del santo. Comienza aquí una larga batalla legal entre el párroco de san Andrés y los Vargas por los restos del santo. Finalmente vencerá la Parroquia pues alegaba que el lugar de descanso debía ser la capilla Real pues así había quedado dispuesto. Los resto serán devueltos en 1544. El desaire de los Vargas y la parroquia será tal que la Capilla del Obispo que tenía entrada por la iglesia, tapiará este acceso y creará uno exterior.https://www.madrida360.es/2015/04/26/capilla-del-obispo/

El cuerpo del santo volverá a la capilla fundada por Alfonso VIII hasta el momento en que sea canonizado san Isidro. Así, en 1622, tanto la parroquia como La Corona deciden darle un lugar de reposo más digno y acorde a su nuevo estatus. Para ello se proyectará, en el mismo espacio donde estaba la antigua capilla (lado izquierdo del altar), una más monumental. Se encargará del proyecto Juan Gómez de Mora que lo presenta en 1629. Sin embargo, por problemas económicos su materialización se demorará.La empresa se retoma en 1642 con un nuevo proyecto de Pedro de la Torre que será el que finalmente se realice esos si con diferentes interrupciones. Tras nuevos retrasos se retoma el proyecto en 1657 a cargo de Pedro de Villaroel para, finalmente, completarlo en 1669 por Sebastián Herrera Barnuevo. Se decorará ricamente con bronces, mármoles y pinturas de Carreño y Ricci. En el centro Sebastián Herrera Barnuevo diseñará un bello monumento funerario donde se ubicó la urna, regalo del Gremio de plateros de san Eloy, con los restos del santo y su esposa. Allí estuvieron hasta que, en 1769, Carlos III ordena su traslado al templo del que fuera Colegio Imperial de los Jesuitas, ahora vacío tras su expulsión (1767) y reconvertido a partir de este momento en la colegiata de san Isidro.

Tanto la iglesia como la capilla de san Isidro fueron destruidos durante la Guerra Civil. Al ser una fábrica más moderna la bella estructura exterior de la capilla quedó en pie y, tras una importante y tal vez no afortunada restauración, es hoy la Parroquia de san Andrés. Nada queda del ornamento interior que tuvo.https://roundme.com/tour/19613/view/47965/

La Colegiata de san Isidro
La actual colegiata de san Isidro fue, tal y como ya hemos indicado, el antiguo templo de San Francisco Javier del Colegio Imperial de los jesuitas en Madrid. No es mi intención contar aquí la historia del templo solo recordar que fue diseñado por el hermano Pedro Sánchez y que contó con una de las más bellas decoraciones barrocas de Madrid. Tras la expulsión de los jesuitas, Carlos III convirtió el Colegio en Instituto de san Isidro y el templo en Colegiata de san Isidro. Se trasladaron los restos de san Isidro y de Santa María al retablo del altar mayor que fue rediseñado por Ventura Rodríguez y Robert Michel. Allí estuvieron hasta 1936. Con el inicio de la Guerra Civil el templo fue incendiado y perdió gran parte de su bella decoración. Especialmente dañado resulto su crucero y retablo. Afortunadamente no sufrieron daños los cuerpos de los santos que se salvaron milagrosamente. El entonces arzobispo de la Diócesis de Madrid-Alcalá, Leopoldo Eijo, ante la deriva que estaban tomando los acontecimientos con la quema y persecución eclesiástica, mandó ocultar los cuerpos y la urna de plata, regalo de Maria de Neoburgo en 1692, en uno de los muros cercanos al altar mayor, tras un muro de ladrillos. A pesar de la denostada búsqueda por parte de los milicianos que llegaron incluso a usar dinamita en la búsqueda, no lograron encontrar los cuerpos, si bien debemos de pensar que lo que realmente buscaban, por su valor, era la urna de plata.

El 30 de abril de 1939 los cuerpos fueron recuperados y expuestos el 15 a la vista de los madrileños.

Varias son las veces que el cuerpo del santo ha obrado importantes milagros. A modo de ejemplo recordaremos la sanación de Felipe III en 1619, o la multitud de veces que durante la Baja Edad Media fue sacado en procesión para que lloviese, algo que siempre ocurrió.
En numerosas veces se ha expuesto el cuerpo si bien deberemos esperar poco para verlo de nuevo cuando en 2022 sea expuesto el cuerpo incorrupto para conmemorar el Cuarto Centenario de su Canonización. Será este un buen momento para recorrer y conmemorar los lugares de Madrid que hicieron famoso y santo a Isidro de Merlo y Quintana.
Aline
Posted at 16:43h, 16 mayoMuy interesante revive a San Isidro y espero se podrá recorrer esos santos lugaresGracias